Después de más de 10 años de aplicación de la primera Ley de Residuos, el 14 de julio se ha aprobado una nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados en España, trasladando la aplicación de la Directiva europea del 2008. La nueva ley trata de ser «más ambiciosa y eficaz» aunque ya han surgido algunas voces críticas.
- 2015 es el objetivo para la separación de todos los residuos en origen, en el 2020 se debería alcanzar hasta un 50% en el reciclado y reutilización de los residuos domésticos y similares, y hasta un 70% en los de la construcción.
- Las bolsas de plástico no biodegradables irán desapareciendo hasta su prohibición definitiva en 2018.
- Las administraciones podrán priorizar leyes sobre el reciclado y en los envases y etiquetas cuya materia prima proceda de los bosques, como la madera, el papel, el corcho o la resina natural, se incluirá un certificado forestal indicando que tengan un origen responsable.
- Una de las posibilidades que abre esta ley, sobre la que todo el mundo se preguntaba porqué había desaparecido, es la vuelta al antiguo sistema de retorno de envases llamado SDDR, Sistema de Depósito, Devolución y Retorno.
Las viejas y buenas ideas, como los envases, retornan. Hace 40 años, los consumidores devolvían las botellas para aprovecharlas de nuevo. Este hábito ecológico podría recuperarse si se aprueba el Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) en la nueva Ley de Residuos. Alemania lo implantó en 2003 y ha conseguido reciclar el 98,5% de latas y botellas de plástico. El truco consiste en incluir en el producto una fianza de 25 céntimos que se recupera al llevarlo de nuevo al punto de compra. Los envases ya no son una basura que inunda las calles tras un botellón, sino un objeto de valor. El medio ambiente lo agradece, y los consumidores también: los ayuntamientos pueden reducir sus impuestos para la recogida de basuras, la contaminación disminuye y se crean puestos de trabajo para el funcionamiento de este sistema.
Alex Fernández Muerza – Revista Consumer

Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción y Greenpeace critican la nueva Ley porque a pesar de introducir elementos interesantes como, un objetivo de reducción en la generación de residuos del 10 % para 2020, la consideración de los sistemas de depósito, devolución y retorno (SDDR) como sistema de gestión de envases, la posibilidad de aplicar un canon a la incineración y al vertido o la certificación forestal de envases y etiquetas, se han quedado fuera «mejoras imprescindibles», como la recogida selectiva de la materia orgánica, la prohibición de la distribución gratuita de las bolsas de plástico de un solo uso o la exclusión de la incineración, como opción de gestión.
Ecoembes y Ecovidrio, las entidades encargadas de la recuperación de envases y vidrio, respectivamente, para su reciclado en España, han criticado que se dé entrada al SDDR. Según Ecoembes el SDDR pone en peligro el actual sistema de reciclado de envases y 6.000 puestos de trabajo. Sin embargo, Retorna, la asociación impulsora del SDDR en España, por su parte, afirma que este sistema podría generar en su primera fase un total de 14.000 empleos.
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